Foto/Reseña: El Increíble Niño Comelibros

El increíble niño comelibros, está narrado en tercera persona y cuenta con sólo 36 páginas, en las cuales encontraremos ilustraciones divertidas, el lenguaje, como buen libro dirigido a público infantil, es simple y dinámico por el cambio de tipografías. En general, cuenta con una maquetación muy linda, el libro está "formado" por diferentes trozos de papel que bien podrían ser pedacitos de los libros que devora nuestro protagonista y para rematar, ¡El libro está dormido! Dándole a la historia un final bastante redondo.

La extraña historia de Enrique, un niño al que le gusta "devorar" libros, literalmente hablando, me llevó a reflexionar varias cosas que listaré para ustedes...

Enrique comenzó a "devorar" libros sin darse cuenta y generalmente así nos pasó a muchos, un día comenzamos leyendo un libro "x" y después, sin darnos cuenta de nada, estábamos devorando libros a diestra y siniestra. Este punto también me parece importante para los padres, cuidadores y/o docentes, dado que, muchas veces se imponen las lecturas a los niños y los forzamos a leer lo que nosotros como adultos creemos que es lo mejor para ellos y pocas veces se les deja elegir. ¿Por qué no dejarlos leer lo que les llame la atención? De esa forma podemos incluso crear un vínculo sano entre el niño y la lectura, que más tarde, puede evolucionar en el hábito de leer. 

Otro punto que me llamó la atención y que anterior a leer el libro, platicaba con Dany, es este cliché que se ha arraigado tantísimo en la sociedad y que permea en la vida de todos, no sólo del lector. Comúnmente se asocia al lector con un estatus alto, no sólo económico o social-político, sino cognitivo; al que lee mucho se le ve como "intelectual", "nerd", "literato", etc. Y no puede haber afirmación más herrada, la capacidad de leer es sólo una de las funciones cognitivas superiores que tiene el ser humano, sin embargo, no garantiza que la capacidad de abstracción o análisis sean del todo buenas, por lo tanto, el aprendizaje se vuelve relativo y más aún en lxs niñxs. Dejemos de reproducir esta idea y de generar presión sobre nuestros peques al leer. Dependiendo de su etapa de desarrollo, dejémosles disfrutar de la literatura y apoyémosles en la comprensión de la misma, así tal vez pueda generarse un aprendizaje significativo que, en efecto, pueda ayudarles a potencializar su capacidades cognitivas y por consecuencia su inteligencia.   

Algo que le pasó a Enrique durante su proceso de devorar libros, fue que tuvo un pico de "inteligencia" increíble; donde sabía "todo" de todo y se percibía a sí mismo como el niño más inteligente del mundo, lo que lo incitó a seguir devorando y devorando libros, hasta que llegó al punto de sentirse mal, teniendo pesadillas con los libros, teniendo indigestión y malestares estomacales, a mezclar conceptos. Esto me lleva a dos cosas 1) "El que mucho lee, poco entiende": este dicho nunca me ha gustado pero tiene parte de cierto y se relaciona con el punto 2, leer por leer no nos sirve de mucho, más que para pasar el rato y generarnos ideas vagas sobre una cosa o concepto. Y, 2) ¿Qué nos pasa a nosotros cuando leemos mucho y de repente dejamos de leer? El famoso paro lector, con el que justamente inicié esta reseña y dónde les mencionaba que sentía "culpa"(pesadilla) por no leer. ¿Alcanzan a ver el símil? 

Dejemos de devorar libros y sentir presión por hacerlo. Comencemos a leerlos y disfrutarlos.